Prudencio escribió:Esta vez mi agradecimiento tiene que ser doble.
En primer lugar por la dedicatoria. Y en segundo lugar por lo bien que lo he pasado revisando esta olvidada película de Ford.
Pertenece a la trilogía que realizó con el actor Will Rogers (las otras dos son "Doctor Bull" y "Steamboat Round the Bend"). Son películas aparentemente "pequeñas" y sin pretensiones, que, tal vez por ello, han resistido el paso del tiempo mejor que otras de esa misma época. Son poco conocidas (y apreciadas) incluso por los propios
fordianos. La excepción, como en otras ocasiones, es el crítico Miguel Marías, que las calificó en cierta ocasión como "las obras maestras desconocidas".
Y es que, ciertamente, encontramos ya en estas obras tempranas el estilo que su autor llevaría a su apogeo años más tarde: el retrato idílico de una comunidad, bajo cuya superficie acechan el fanatismo y la intolerancia (estos aspectos fueron suavizados por los productores cortando la escena del intento de linchamiento del amigo negro del juez); la supeditación de la trama argumental a la descripción de ambientes y personajes; el tono relajado, que permite digresiones (humorísticas y hasta musicales), que enriquecen el conjunto; las escasas florituras en la realización, la cual se centra en seguir la evolución de los actores (aunque hay un plano rodado con profundidad de campo en el porche de la casa del juez, en el que aparecen éste, su sobrino y, al fondo, la chica, del que seguramente Orson Welles tomó nota).

Este tipo de realización aparentemente "sencilla" podría estar debida a la forma de actuar de Rogers, que, prácticamente improvisaba sus diálogos sobre la marcha."Nadie dirigía a Rogers (…); era la única forma de controlarle", dijo Ford.
Aquí vuelve a representar al hombre sencillo y bonachón, dotado de un gran sentido del humor, y bajo cuyas formas aparentemente toscas, encontramos inteligencia, sentido de la justicia, rechazo de la hipocresía y, sobre todo, tolerancia. Al parecer, Rogers se parecía bastante a su personaje en la vida real. Fue considerado el americano más popular de aquella época e incluso se consideró su candidatura a la presidencia de EEUU en 1932.
La compenetración entre actor y director fue total y el éxito de las películas, notable. Es muy probable que su colaboración hubiera continuado de no ser por el trágico accidente de aviación que acabó con su vida.
En esta película, podemos observar el dominio de la escena que tenía el actor, consiguiendo que, con su sorna y su medida gestualidad, la mirada del espectador se centrara en él. Además, canta con su criada y obtiene resultados hilarantes imitando la voz de su amigo negro (es imprescindible oírlo en VO).
También es capaz de transmitirnos la soledad y melancolía del personaje cuando visita la tumba de su esposa y habla con ella (escena que se repetirá en otras películas de Ford).
Otros actores que merecen ser señalados son Henry B. Walhall, el predicador que narra las hazañas del acusado en el juicio, y que ya aparecía en "El Nacimiento de una Nación", de Griffith.
Y cómo no citar a Jack Ford, hermano del director, que aparece en muchas de sus películas (¿quién no recuerda al moribundo que "resucita" al oír que hay una pelea en "El Hombre Tranquilo?). Aquí se dedica a sabotear las pomposas intervenciones del fiscal con su habilidad para escupir a distancia.
Vista hoy en día, la película puede parecer "políticamente incorrecta", dada la visión que se da de la población negra (cantan felices todo el día, haraganean o, como el amigo del juez, muestran indicios de retraso mental). No obstante, son los blancos los que salen peor parados. Solo hay que ver la hipocresía del fiscal; la intolerancia de la hermana, que no quiere que su hijo se case con una chica de padre desconocido, o la facilidad con que el juez manipula al jurado aprovechándose de su patrioterismo infantil. Incluso podría decirse que se da una visión excesivamente idílica de la convivencia interracial, dada la época y el lugar en que se desarrolla la acción (un estado sureño hacia 1890), aunque ya se ha citado la escena suprimida, que sin duda hubiera ensombrecido el tono de la película (y en la que, según Ford, Rogers lanzaba uno de los mayores alegatos contra la intolerancia que se habían visto en la pantalla).

Curiosamente el actor que interpreta al amigo del juez, Stepin Fetchit, era muy querido por los espectadores de raza negra. Y no solo por su estrafalaria forma de hablar y de moverse sino porque aparecía en la pantalla en compañía de gente blanca, algo infrecuente en el Hollywood de la época y mucho más en la vida real (tras ser declarado inocente de robar gallinas en el juicio del comienzo, se va a pescar con el juez).
En 1953, Ford realizó una especie de "remake" titulado "The sun shines bright", una película que, pese a su aparente tono "menor", considero una de las cumbres de su filmografía. Allí incluía el intento de linchamiento aquí suprimido, así como el emocionante funeral de una prostituta entre otras cosas. Es, por ello, algo más sombría, aunque contiene escenas hilarantes, como la escena del juicio, en la que vuelve a aparecer Stepin Fenchit casi veinte años después.
No creo que sea justo considerar "El Juez Priest" como una especie de "borrador" de "The sun shines bright". Ambas tienen entidad propia.
Tal vez debido a los cortes y al carácter amable generado por ellos, se logra una tonalidad irreal, casi de ensoñación, próxima a otros lugares fordianos, como el Innesfree de "El Hombre Tranquilo".
Parece ser que no se conservan copias en perfecto estado de la película. Por eso me ha sorprendido la calidad de la que nos ofreces. No soy un experto en el tema, pero me ha parecido excelente (y se sitúa a años-luz de la que tenía antes).
Gracias por compartirla con nosotros, querida
Mercedes.