El prófugo (Cecil B. DeMille, 1931) SATRip VOSE

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nyxnet
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El prófugo (Cecil B. DeMille, 1931) SATRip VOSE

Mensaje por nyxnet » Mar 28 Dic, 2010 22:56

James Mason, Graveland, whaleday y nyxnet presentan...

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El Prófugo (1931)

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Directed by

Cecil B. DeMille

Writing credits
Edwin Milton Royle (play)
Lucien Hubbard (screenplay) and
Lenore J. Coffee (screenplay) (as Lenore Coffee)
Elsie Janis (dialogue)

Cast (in credits order) verified as complete

Warner Baxter ... James 'Jim' Wingate, aka Jim Carston
Lupe Velez ... Naturich
Eleanor Boardman ... Lady Diana Kerhill
Charles Bickford ... Cash Hawkins
Roland Young ... Sir John 'Johnny' Applegate
Paul Cavanagh ... Henry, Earl of Kerhill
Raymond Hatton ... Shorty
Julia Faye ... Mrs. Chichester Jones
DeWitt Jennings ... Sheriff Bud Hardy
J. Farrell MacDonald ... Big Bill (as J. Farrell McDonald)
Mitchell Lewis ... Tabywana
Dickie Moore ... Little Hal Carston

Produced by
Cecil B. DeMille .... producer (as Cecil B. De Mille)

Cinematography by
Harold Rosson

Art Direction by
Mitchell Leisen

Second Unit Director or Assistant Director
Earl Haley .... assistant director
Mitchell Leisen .... assistant director




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Sinopsis (por Miguel Marías)
"El Prófugo" empieza en una lujosa mansión inglesa, a principios de siglo, y en tono de comedia: divertida, elegante, cínica y sentimental a la vez. De pronto, Lord Henry Kerhill, el dueño de la casa, descubre a su esposa, Lady Diana, y a Jim Wynn, haciéndose confidencias en el jardín, junto al pozo de los deseos. La alta comedia se desliza hacia el drama, al denunciar Henry unas inexistentes relaciones amorosas entre su primo Jim y Diana. En la discusión, Henry declara que Jim siempre quiso a Diana, cosa que su primo no niega, pero que Diana ignoraba, pese a amarle secretamente. Tras un retorno a la comedia dramática, la película se precipita, violentamente, en el melodrama: Henry va a suicidarse, pero Jim se lo impide, asumiendo la culpabilidad del delito cometido por su primo y abandonando Inglaterra para siempre; Diana trata, en vano, de impedir su sacrificio y su partida, confesándole que le ama. Jim cruza el Atlántico y con él pasamos a un nuevo género, el western, en su variedad psicológica...



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"A partir de 1940, DeMille consagra más tiempo
a preparar sus películas que a realizarlas"


Miguel Marías


En mi recorrido por los pioneros del cine americano, no podía faltar el gran Cecil B. DeMille, quizás el director que junto a Allan Dwan siempre mantuvo su estilo primitivo inalterable al paso del tiempo. Siendo uno de los directores más famosos de la historia del cine, DeMille continúa siendo un incomprendido. Conocido casi exclusivamente por sus películas "espectaculares", la primera y más amplia parte de su filmografía, esa que va desde la primera versión de El Prófugo en 1914 hasta The Plainsman (1937), sigue bajo el manto del desconocimiento, esperando una justa reivindicación. Frente al DeMille del exceso, existe el DeMille sencillo e iniciático, de portentosa capacidad narrativa. Y en 1931, en los albores del cine sonoro, ese DeMille realizó la tercera versión de The Squaw Man, una de las películas más emblemáticas de su carrera, por ser un perfecto enlace entre su cine silente y sonoro, por condensar perfectamente toda la esencia de su estilo primitivo.

Calificar a DeMille de pionero es quedarse corto, muy corto. DeMille es, junto a Griffith, el padre del cine americano. Si a Griffith le debemos el lenguaje visual, a DeMille le corresponde la invención de la narrativa. DeMille sempre dictó sus propias leyes, y una vez que aprendió de su maestro Griffith las nociones básicas del cine, emprendió en solitario una de las búsquedas más apasionantes de la historia del séptimo arte: la creación del primer estilo, es decir, del cine tal y como hoy lo conocemos. Una de sus primeras y más importantes contribuciones fue la invención de la elipsis, haciendo avanzar el argumento hasta límites que entonces parecían insospechados, o lo que es lo mismo, concediendo al espectador una capacidad de inteligencia que nunca antes se había planteado. Por eso, DeMille siempre gozó del favor de la audiencia. ¡Cómo no iba a hacerlo, si fue él quién inventó la complicidad con el espectador! En este The Squaw Man tenemos un buen ejemplo: cuando nos encontramos de repente con Jim casado con Naturich y padre de un mestizo, apenas un par de escenas en apariencia inocentes (los dos juguetes del niño: el tren de los blancos y el caballo de madera que le regala su madre) sirven a DeMille para explicarnos al detalle la nueva situación y el dilema moral en el que viven los personajes (la marginalidad de una raza diferente, la incomunicación de Naturich con su hijo, la incompatibilidad de la tradición con la sociedad moderna).



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"The Plainsman es, probablemente, el mejor western de los años 30. Parece como si DeMille, en una década singularmente pobre en westerns, se hubiese vuelto, lleno de nostalgia y de añoranza, hacia el western de la etapa muda, con la intención de recrearlo por entero en un solo film, dotándolo de la palabra y sublimándolo al terreno de la leyenda."
Miguel Marías




Empeñado en hacer progresar la narración, DeMille prescindió de filmar a sus personajes en sus entradas y salidas, pasando a encuadrarlos como más le convenía. Y si alguna vez tenía que mostrar una entrada, lo hacía con toda la intención del mundo, como aquí en The Squaw Man: en la entrada de la casa del protagonista, la puerta divide a través del marco central a dos personajes, Jim y el sheriff, haciendo visual su enfrentamiento. Las habitaciones de la casa son barreras que separan a la gente y una puerta cerrada puede significar la incomunicación de Naturich con sus seres más queridos. DeMille ya había demostrado en Rose of the Rancho (1914), una de sus primeras películas, que le gustaba usar dramáticamente los interiores. Y es que yo siempre he pensado que DeMille se sentía más cómodo en las escenas intimistas y delicadas de sus obras, incluso en aquellas más grandilocuentes. En filmes como The Trail of the Lonesome Pine (1916), empezó a tratar el paisaje como un medio de impactar poéticamente al espectador. De la idea de conceder la máxima importancia tanto a los interiores como a los exteriores en el desarrolo dramático de una historia, surgió la idea de sustituir los decorados de tela por los puramente físicos y reales, transformando para siempre el concepto artístico del cine en películas como The Virginian (1914).

En 1914, mientras rodaba The Warrens of Virginia, DeMille experimentó con la luz gracias a unos focos prestados por la Opera Manson de Los Angeles, hasta conseguir una fotografía muy contrastada, llena de encuadres pictóricos. La llamó el método Rembrandt y le acompañó el resto de su filmografía, incluído aquí en The Squaw Man. Fijaos cómo DeMille suaviza los tonos en las primeras escenas en Inglaterra, cuando Jim y Diana se confiesan en el pozo de los deseos, distribuyendo una luz difusa por todo el escenario, creando así una atmósfera romántica. Más tarde, cuando la película se convierte en un western psicológico, DeMille va oscureciendo parte de las caras, de los objetos y de los espacios, añadiendo tensión y dramatismo al plano. En eso consistía el método Rembrandt. La primera fotografía de la historia del cine, fue de DeMille, y también el primer desarrollo de la profundidad de campo. Un cuarto de siglo antes de que Ciudadano Kane se llevará todos los méritos del invento, DeMille ya lo había experimentado en Juana de Arco (1916).



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"DeMille no sólo no se dedicó a un género concreto, sino que no encontró apropiado a sus fines ni siquiera el concepto de género. Por el contrario, en su afán de no excluír nada, inventó uno que los abarcaba todos y que sólo a él pertenece."
Miguel Marías




A lo largo de los años, y de sus películas, DeMille fue puliendo las interpretaciones de sus actores y actrices, transformando por completo el mundo de la actuación. Los gestos excesivos, las miradas solemnes y los exabruptos histéricos fueron desapareciendo, poco a poco, bajo la atenta mirada de DeMille. A mí, por ejemplo, me sorprende la modernidad de las primeras interpretaciones de Mary Pickford para DeMille (Romance of the Redwoods, The Little American). La llegada del cine sonoro no supuso ningún problema para DeMille, precisamente porque fue el padre de la interpretación moderna, y mientras su maestro Griffith y muchos de sus coétaneos no pudieron superar la tremenda ruptura, DeMille filmaba una de las más representativas y fundamentales obras de su carrera, The Sign of the Cross (1932), clave en la consolidación del cine sonoro. En The Squaw Man no faltan algunos de los peores tics del cine mudo, como esas escenas de la película que se prolongan durante algunos segundos extra, justo después de que algún actor haya dicho su frase y justo antes de que se produzca un fundido en negro. Lo que a priori resulta un lastre narrativo, DeMille lo sabe emplear a su favor, dotando a la película de un aire contemplativo y sosegado muy especial, casi costumbrista, que contrasta con el nervio narrativo asociado a sus películas más espectaculares. Es esta faceta de DeMille la que conviene revisar y estudiar atentamente.

Quizás lo que convierta a DeMille en el pionero por excelencia del cine americano, por encima incluso de sus revoluciones técnicas y artísticas, es su falta de adhesión al género. Salvo DeMille, ninguno de los grandes directores de la época pudo despegarse de la especialización de Hollywood, siempre sujetos a un género, personalizándolo, transformándolo y ensanchando furtivamente los márgenes del mismo. DeMille, en cambio, convertido en el productor de sus propias películas, jamás estuvo sujeto a ningún género (curioso, cuando hoy se le encasilla en el género bíblico-histórico). Por eso, The Squaw Man puede que sea su película más emblématica en este sentido: una película que mezcla la comedia elegante y romántica de Lubitsch con el melodrama, y que de repente se convierte en un western psicológico y con tintes noir. The Squaw Man es una amalgama de sensaciones, y pasando de un género a otro sin ruptura aparente, DeMille desmonta cualquier convención establecida que hubiera en aquella época, empezando por pasar olímpicamente del happy end y regalándonos uno de los finales más desoladores de la historia del cine (como luego haría en The Plainsman), en el que absolutamente todos los personajes quedan marcados por la fatalidad para el resto de sus vidas. Por supuesto, los críticos de DeMille alegarán que los personajes se mueven por motivaciones anticuadas, relacionadas con la ideología reaccionaria de DeMille, que resultan ridículas hoy en día, pero cualquier cinéfilo avezado se dará cuenta de que eso queda en pura anécdota, y lo verdaderamente importante en esta película es la inventiva de DeMille para la construcción de escenas, que hace que cada parte de la película (perteneciente a géneros diferentes) funcione como una viñeta independiente, llena de magia y vida propias.



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"Los héroes de las novelas y películas del Oeste
han desaparecido de las praderas para no volver jamás"
Revista Photoplay, 1929




El concepto de género se le quedaba corto a DeMille, y tal vez por ese afán de abarcarlo todo y no excluír nada, se embarcó en producciones cada vez más ambiciosas. Quizás por esa razón sus películas no nos parezcan tan redondas como las de otros grandes directores, las obras de DeMille fueron en muchos casos verdaderas antologías del cine, de pretensiones que superaban las capacidades de cualquier director de cine. The Squaw Man, ya lo hemos dicho, fue un primer testamento de la manera de entender el cine de DeMille, y también un primer borrador de The Plainsman, donde DeMille lograría con éxito condensar todo lo que era el western hasta entonces. The Plainsman, quizás el western por excelencia de los años 30, nació con vocación de leyenda, y tres décadas antes de que se inventara la desmitificación del western, DeMille, que siempre fue un adelantado a su tiempo, realizó el primer western totalmente crepuscular. Con el último plano de la película, esa sobreimpresión fantasmagórica en el que todos los personajes avanzan a caballo hacia la cámara, DeMille estaba poniendo punto y final a toda una manera de entender el cine, era la despedida del western. Lo que no sabía DeMille, es que su maestría provocaría todo lo contrario: The Plainsman revitalizó el género, lo rescató de una lánguida decadencia que amenazaba con sepultarlo para siempre. Tres años después, y siguiendo la senda marcada por DeMille, Ford sentaría las bases del western moderno en La Diligencia, iniciando una etapa de esplendor que llevaría al género a donde se merecía, a la nobleza. En 1947, con la misma ambición desmedida y el mismo éxito, DeMille compuso en Unconquered una antología de lo que significó el cine americano de aventuras.

The Plainsman es una película clave en la carrera de DeMille. A partir de esta película, su estilo cambia, y los personajes se convierten en auténticos mitos, héroes alejados de los límites de la realidad. Hasta The Plainsman, y The Squaw Man es una buena muestra de ello, los personajes de DeMille se cortan por el mismo patrón: personas realistas que son víctimas de sus sentimientos y que se mueven erráticamente por convicciones morales muy relacionadas con la ideología de DeMille. Los hombres, en particular, son incapaces de tomar decisiones y cada vez que se enfrentan a su destino, están condenados al fracaso. La mujer, como motor del mundo, siempre es mucho más activa y responsable que el hombre, y aunque fracasen igualmente, al menos tienen el consuelo de haber sido conscientes de sus propios actos. En The Squaw Man tenemos un buen ejemplo de ello. Diana es la que decide primero el destino de Jim, y más tarde, Naturich es el único personaje de toda la película que sigue sus propios instintos y no se mueve por conductas morales anquilosadas, como el resto de la sociedad. Es curioso que DeMille, considerado un hombre de ideología reaccionaria y legendaria misoginia, conceda a Lupe Vélez uno de los mejores personajes de su carrera cinematográfica, con una despedida memorable en un final hermosamente trágico.



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CAPTURAS

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Código: Seleccionar todo

My rip from a dvd-r recorded off TCM by Jazz Hunter. Occasional watermark.

File Name .............: The.Squaw.Man.1931.Cecil.B.DeMille-KG.avi
File Size (in bytes) ..: 1,398,298,624 bytes
Runtime ...............: 1:46:38
Video Codec ...........: XviD ISO MPEG-4
Frame Size ............: 640x480 (AR: 1.333)
FPS ...................: 23.976
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Bits per Pixel ........: 0.223 bpp
B-VOP, N-VOP, QPel, GMC: [], [], [], []
Audio Codec ...........: 0x0055 MPEG-1 Layer 3
Sample Rate ...........: 48000 Hz
Audio Bitrate .........: 93 kb/s [1 channel(s)] VBR
No. of audio streams ..: 1 


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La magnífica copia, subida a KG, es un ripeo de whaleday de una captura de TCM grabada en DVD por Jazz Hunter. La idea del proyecto, como casi siempre, fue del gran James Mason, que extrajo los subtítulos franceses de una copia VOSF que tenía. Graveland y un servidor, en otro de nuestros trabajos conjuntos, hemos rematado el trabajo encargándonos de la traducción de los mismos.

Por mi parte, después de tantos proyectos en común, de tantas ilusiones compartidas, sólo puedo decir una cosa: James Mason y Graveland son los mejores compañeros de viaje que uno podría tener. Así que, simplemente... ¡muchas gracias por estar siempre ahí!





Y para completar el lanzamiento os ofrecemos el mítico estudio que el añorado Miguel Marías, el mejor crítico de este país, realizó sobre DeMille para los números 34, 35 y 36 de la revista Dirigido Por, allá en el lejano año 1976. Una antología de obligada lectura, que siempre se cita en cada texto escrito sobre DeMille, y de la cual he extraído las citas y la mayoría de las ideas para realizar la presentación.

El estudio, como ya es habitual, es cortesía de nuestro querido James Mason, que ha vuelto a poner su enorme biblioteca personal al servicio de todos. Pues eso, muchas gracias a James, y también a Miguel Marías, por ser tan valiente como para escribir una antología de semejante calibre en una época en la que estaba de moda despreciar a DeMille. Un estudio que abrió la senda del reconocimiento para DeMille en este país, y que, pese a estar incompleto por la imposibilidad en aquellos tiempos de acceder a la mayoría de la obra de DeMille, sigue tan vigente hoy en día como en aquel lejano 1976.

Os lo subimos en formato PDF, ideal para grabarlo en el DVD de la peli, y también en imagen JPG las dos páginas del estudio dedicadas a The Squaw Man, para que podáis leerlas cómodamente mientras navegáis por el foro. ¡No os lo perdáis, os aseguro que merece mucho la pena!



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Estudio en PDF, descarga directa.



¡Muchas gracias una vez más, James!



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Imbuidos por el espíritu de Cecil Blount DeMille, unos humildes servidores mostramos nuestra falta de respeto a la Navidad, lanzando esta propuesta de terrible final, tan poco apropiada para estas fechas.

¡Feliz Navidad (a nuestra manera)!

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nyxnet
Mensajes: 43
Registrado: Vie 20 Jun, 2003 02:00

Re: El Prófugo (Cecil B. DeMille) SATRip VOSE

Mensaje por nyxnet » Mar 28 Dic, 2010 23:03

Con la ayuda inestimable del subforo de subtítulos de DXC para la traducción de la última frase problemática.

¡Muchas gracias a Jacob, David_Holm, Cirlot y demás amigos! :plas:

estebandas
Mensajes: 399
Registrado: Vie 18 May, 2007 12:01

Re: El prófugo (Cecil B. DeMille) SATRip VOSE

Mensaje por estebandas » Mié 23 Feb, 2011 12:22

Muchas gracias, amigos.