La amargura del General Yen (Frank Capra, 1933) DVDRip VOSE

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bluegardenia
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La amargura del General Yen (Frank Capra, 1933) DVDRip VOSE

Mensaje por bluegardenia » Jue 24 Nov, 2005 22:21

Post que abrió el hilo:
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Wolfman en Fileheaven
Wolfman escribió:Who would like an early cooperation of Barbara Stanwyck and Frank Capra??? :wink:

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With THE BITTER TEA OF GENERAL YEN, Columbia Pictures & director Frank Capra created a small cinematic gem. Not only does the film boast of superb production values, a first-class script & excellent performances, but it enwraps its audience in a sensual romance which rewards intelligent viewing, while offering a liberal dash of pre-Code sensibilities. Miscegenation, so soon to become absolutely taboo in Hollywood, here is made palatable & attractive, indeed, reasonable, the natural outcome of passions molded by tumultuous times.

Although billed second, Nils Asther takes acting honors in the title role. A matinee idol during silent days, Asther found it difficult to find good roles in talking pictures, hampered by his exotic looks which made him hard to cast to his advantage. But with BITTER TEA he found the role of a lifetime. Although tall & Swedish, he completely inhabits the skin of his Asian character, making the General at once believable & sympathetic. His every movement, shift of the eyes, even the way he chews his food are all part of his persona. Nearly forgotten now, Asther shows with this one performance what he was capable of achieving.

As the missionary captive, Barbara Stanwyck gives the kind of competent, skillful & engaging interpretation which she would bring to all of her roles over the course of several decades. Capra's favorite actress, the dramatic flames she lights are an intriguing counterpoint to the repressed emotions of Asther's Yen.

Loud, brash Walter Connolly, as the General's financial advisor, makes a good contrast to Asther; his plainspoken character often gives voice to what the others are thinking. Lovely Toshi Mori graces the role of the General's unfaithful concubine. A young Richard Loo is her secret lover.

Movie mavens will recognize Clara Blandick in the role of the feisty missionary hostess at the beginning of the film & Willie Fung as the rebel train engineer, both uncredited.

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While meant to be funny and introduce the plot, the opening scenes are a bit unfair to Western missionaries in China, portraying them as rather fatuous, repressed & gossipy. By in large, missionaries lived lives full of self-sacrifice & devotion. In return, not a few were rewarded with penury and an early grave. That today the ‘Underground Church' in China numbers many millions of Christian believers stands as a witness to the faithfulness of these good people.

The era of the Chinese warlord - such as General Yen in the film - was brief but colorful and extremely violent. The Qing dynasty, China's last, was overthrown in 1911 and the Republic of China was formed. Its despotic president, Yüan Shih-kai, relied more on military force than democratic principles to maintain his authority over China's vast stretches & huge population. Upon his death in 1916, the country was thrown into confusion & chaos, with numerous military officers & powerful bandit kings all using their armies to control districts and even whole provinces, constantly warring with each other amid a swirling sea of ever-changing alliances and bitter feuds. Foreign powers (Soviet Russia, Imperial Japan & Great Britain) only made matters worse by supporting various factions. It was the ordinary Chinese citizen who suffered most, with the depredations of war's brutality & the inevitable famines rained upon them. It was not until 1928, with the capture of Peking by Republican General Chiang Kai-shek, and the reunification of China, that the power of the warlords was finally broken.
ed2k linkThe.Bitter.Tea.Of.General.Yen.1933.DVDRip.XviD-MDX.avi ed2k link stats

Specs:
Filesize.....: 699 MB (or 716,608 KB or 733,806,592 bytes)
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IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0023814/

Have fun!


:cheers:
Una misionera norteamericana que trabaja es Shanghai es secuestrada por un militar culto y refinado, lo que provoca en ella un sentimiento ambivalente de fascinación y a la vez rechazo por la cultura oriental.
roisiano escribió:En este hilo en cine-clasico Pasanen comentó que había encontrado vía emule unos subtítulos en español para este ripeo, que he descargado y, tras revisar en varias líneas (no muchas, la verdad, uno es bastante vago) y haber comprobado que la sincronización y traducción respecto a los subtítulos en inglés parece correcta, he subido a Extratitles:
http://titles.box.sk/xsubt.subt.link.ph ... 611%5D.rar

Si alguien quiere comprobarlos mejor...

Saludos
DVDBeaver
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merxe escribió:
La amargura del general Yen
The Bitter Tea of General Yen


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IMDB

Pais: Estados Unidos
Año: 1933
Género: Drama | Melodrama
Duración: 89 min.
Dirección: Frank Capra
Guion: Edward Paramore (Novela: Grace Zaring Stone)
Música: W. Franke Harling
Reparto:
Barbara Stanwyck, Nils Asther, Walter Connolly, Gavin Gordon, Toshia Mori.

Descripción:
Adaptación de una novela de Zaring Stone en la que Megan Davis, una mujer americana, llega a Shanghai con el fin de contraer matrimonio con un misionero. Durante el viaje conoce al general Yen, un chino sublevado contra el poder establecido y, en principio, carente de cualquier atisbo de humanidad. En el ambiente caótico de la ciudad, Yen secuestra a Megan y la encierra en su palacio. Sin embargo, el humanismo cristiano de esta mujer cambiará el férreo carácter de Yen. Una fábula romántica, ensalzada por una cálida fotografía de Joe Walker e interpretaciones intensas, rayando el paroxismo, de Barbara Stanwyck y Nils Ashther.

Críticas:
Spoiler: mostrar
Una de las películas menos conocidas de Capra pero una de las favoritas del propio director que, aunque da la impresión de ser la nota discordante dentro de una filmografía típicamente moralista y recuperadora de las ilusiones perdidas a raíz del crack bursátil del 29, no deja de ser coherente con muchos de los planteamientos cristianos típico-tópicos de Capra, tales como el servicio a la comunidad, el amor al prójimo y los principios religiosos como estilo propio de vida.
Tal vez mi resumen del cine de Capra no sea el cinematográficamente correcto. Para ello, la Iglesia tiene otros doctores plenamente cualificados y no yo, pero les aseguro que se trata de una obra que cala al espectador incluso tantos años después como han pasado desde su estreno. A eso, indudablemente, ayuda la presencia de una de las artistas que, con más interés vengo recordando últimamente: Barbará Stanwyck quien, si me sedujo en Perdición y me interesó en Juan Nadie, aquí consigue enamorarme, lo mismo que enamora al general Yen.
Pasiones y culturas enfrentadas. Amor en tiempos de conflictos. Lo que se desea frente a lo que conviene. Principios, Tradiciones. Conceptos íntimos de la vida. Morir para dejar de ser un general y una misionera y ser solamente... Tu y yo. Filosofía profunda de las cosas, de los sentidos.
Este choque sentimental entre culturas, especialmente por tratarse de lo que se conocía como peligro amarillo, fue un obstáculo para el éxito de este film que sinceramente merecía mucho más y al que el tiempo ha rejuvenecido y conmutado su condena (llegó a estar prohibido en muchos países) por la plena libertad sin condiciones. Solo es preciso verla con ojos de quién le gusta el buen cine.
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Rara avis en la filmografía de Frank Capra es este melodrama romántico enmarcado en plena guerra en China. Es un elegante film en el que se nos cuenta la evolución de una misionera (Barbará Stanwick) secuestrada en China por un General (…) que se siente atraído por ella, esperando el militar que ella se enamore de él. Es una historia de amor que recuerda a la posterior “El coleccionista” de William Wyler y a su remake no declarado “Átame”. La cinta tiene algunas escenas bastante buenas, llenas de una pasión contenida, donde los personajes confrontan sus dos mundos, teniendo su punto álgido en la escena del sometimiento del personaje de Barbará Stanwick al General. Yen con su posterior desenlace. Mención aparte merece la Stanwick que se encuentra en su momento cumbre de belleza, es una delicia de la que no me extraña se enamoren hasta los chinos. En el cine el exotismo de escenarios tuvo en los años 30 gran auge, al público le gustaba viajar a través de las imágenes a lugares recónditos, ejemplos son "Macao", "Argel" o "Marruecos" o "El embrujo de Shanghái". Recomendable a los que gusten de melodramas. Como curiosidad decir que este que el film con el que inauguró el Radio City Music Hall de Nueva York en 1.933, aunque en taquilla fracasó.
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Puede ocurrir en cualquier guerra, revolución o confrontación social. Puede darse entre personas que hablan distintos idiomas o que ni siquiera se conocen personalmente. Puede suceder entre el verdugo y la víctima, entre el dominador y la esclava, entre el rico y la pobre… o entre el poderoso malvado y la humilde y noble vasalla. Para el amor no hay límites, ni fronteras; no hay diferencias ni distinciones; nadie es superior, y menos aún, inferior.
El amor sólo busca la unión y la Unicidad. Es su único objetivo. Y se mete por cualquier recodo donde pueda surgir el entendimiento, la ternura o la bondad. El amor no repara en nada y hace omisión de todo lo pasado desde el momento en que aflora a plenitud lo mejor de cada uno.
El amor que va a darse entre el general Yen, un hombre con escasa valoración de la vida humana, y la misionera americana Megan Davis, una mujer empeñada en la supervivencia de los más débiles, será el resultado de la capacidad de descorrer el velo epidérmico hasta hallar los rasgos sagrados que hay en ambos corazones. Se trascienden los prejuicios, se desmoronan las diferencias de toda índole y se logra ver la luz que ilumina sus entrañas.
Yen enseña que su subvaloración de la vida es, ante todo, un entendimiento de la muerte; deja ver que, en su soberbia, también hay espacio para la humildad; y es receptivo a cualquier adversidad que pueda ofrecerle el mundo porque, como buen oriental, entiende que no puede suceder nada mejor que lo que al final sucede.
Megan enseña que es necesario el perdón para poder ser humanos y que el amor sólo existe cuando se da donde no se merece. “Ningún ser humano puede dar amor si está seguro de que también va a recibirlo. Eso no es amor. Dar amor sin pensar en el mérito, sin esperar recibirlo ni siquiera en la gratitud, eso es un privilegio de Dios”. Estas son sus sabias palabras.
Frank Capra hace un filme de generosa lucidez, ávido de confraternidad y capaz de elevarse sobre los más vulgares razonamientos. Su historia trasciende el racismo, las diferencias políticas y las necias confrontaciones que llevan al hombre a pelear contra el mismo hombre. Para muchos no será fácil entenderlo, pero es un ideario que sigue impertérrito su cauce y que es capaz de sobrepasar cualquier tiempo porque contiene abundante luz, y ésta, en su momento, estará presta a desvanecer la más reacia oscuridad.
Una apasionada Barbará Stanwyck y un sereno Nils Asther, dan vida a una pareja ejemplar, digna del mejor recuerdo. Este es el cine que te abrirá la mente y expandirá tu corazón.
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Hay un viejo proverbio chino que reza: "Ojalá que tengas una vida interesante". Su aparente y graciosa ingenuidad esconde una poderosa maldición, ya que vivir en una época de transformaciones profundas y agitación permanente significa enfrentar grandes pérdidas y penurias. Como dice uno de los protagonistas de la infravalorada
película de Frank Capra, La amargura del general Yen, "la vida humana es muy barata en China". Ambientada en los comienzos de la guerra civil china en las postrimerías de los años 20 del pasado siglo, tal es la situación en la que sus personajes se ven envueltos.
El film representó un brusco y sorprendente cambio de paradigma en la manera en que Hollywood venía tratando el amor interracial y la película sufrió una pésima recepción, debida principalmente al rechazo unánime de todas las asociaciones de mujeres de los EEUU que pusieron el grito en el cielo al ver el cariz que iba tomando la relación entre Megan Davis (impresionante Barbará Stanwyck) y el General Yen (correcto Nils Asther).
Aquellos que aman el cine de verdad están obligados a visionar la que sin duda es la mejor película de Frank Capra.
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Todos los cinéfilos conocen las grandes obras maestras de Frank Capra, desde Horizontes perdidos hasta Vive como quieras, pasando por media docena más, pero El té amargo del general Yen en su título original (muy adecuado) se había perdido en las brumas del tiempo y los pasillos polvorientos de las filmotecas. Ahora, gracias a ese maravilloso invento llamado DVD, casi 80 años después de su estreno, podemos ver este Capra desaparecido, rodado antes de que el maldito Código Hays entrara en todo su vigor. Con ciertas desviaciones racistas, muy propias de la época, la cinta narra la relación que se establece entre una misionera (aunque nadie pueda creerse a Stanwyck, con esas piernas, de misionera) y un cruel y pérfido general chino, encarnado por un actor... ¡sueco!, Nils Asther, al que hace poco pudimos ver de médium
indio en Night Monster. Vamos, que de sueco debía tener poco. Dicha relación, puntuada por las intervenciones del repugnante mercachifle estadounidense que pertrecha de armas y otras cosas al general, va derivando desde el rechazo inicial al principio (Stanwyck no entiende, no puede entender, porque es una persona civilizada, las matanzas indiscriminadas ordenadas por el general) hasta la entrega final, cuando ya es demasiado tarde para todos. Una película que sorprende por la osadía de algunas escenas, la modernidad de su planteamiento y la excelente interpretación de la pareja protagonista. Un clásico a rescatar.
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Quien hubiera imaginado que Franck Capra tuviera en su haber este delicioso filme tan lejano en su concepción al conjunto de su obra? La historia del General Yen y la misionera Megan tiene los condimentos de los viejos folletines: es altamente improbable, el contexto histórico es lo de menos, el choque de las culturas es tajante, pero qué bien filmado. Una espléndida fotografía con tonos brumosos, donde se luce de pronto el brillo de una joya o el resplandor de la seda. Barbará Stanwyck, como siempre, impecable y Nils Asther -uno de los galanes de Greta Garbo-, sumamente seductor a pesar del maquillaje con que se intenta hacernos creer que este actor sueco -los invito a ver sus fotos, era guapísimo- es un chino temible. Este filme nos envuelve en una encantadora ensoñación y les recomiendo dejarse llevar como Megan en un
tren nocturno mientras entrecerramos los ojos y contemplamos al atractivo General que nos sonríe peligrosamente.
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En el 33 ni Capra era CAPRA, ni Stanwich era LA STANWICH, aunque ya tenían un curricular formado, sobre todo Capra quien había descubierto a Barbará y trabajado con ella en otras dos películas. Parece ser que Capra deseaba urgentemente un reconocimiento artístico vía Oscar y decidió con el beneplácito de la Columbia donde estaba dando buen rendimiento a nivel popular dar un salto "más artístico". El resultado fue la cinta que nos ocupa en base a la novela de Zarina Stone con claras reminiscencias de "The sheik" (George Melford / 1921) y que tuvo el honor de inaugurar el Radio City Hall, mega cine teatro paradigma de la gloria que un día tuvieron las salas de cine. Por contra fue un auténtico fracaso, su peor resultado con la Columbia junto con "Horizontes perdidos", que hizo que nos perdiéramos para la historia a un Capra más en la línea de Von Stemberg y nos quedásemos con el rey de las screwball (comedias excéntricas) con "Sucedió una noche" a la cabeza con la que al fin obtuvo Oscars y acceso al Olimpo.
"El té amargo del general Yen" (¿Qué es eso de las amarguras?) ha sido ninguneada y minusvalorada en la carrera de director y actriz injustamente. Probablemente porque fue prohibida en el imperio británico, porque los espectadores americanos no aceptaban que una blanca occidental culta, de buena familia y misionera para más señas se enamorara rendidamente de un chino, "salvaje, déspota y cruel" y amarillo por si fuera poco.
Tampoco ayudó mucho las hipocresías de los caritativos misioneros que se dan la gran vida a base de ejercer la caridad con los huerfanitos, que la protagonista en cuestión estuviera a punto de casarse con un doctor como Dios manda y tuviera ensoñaciones (geniales) algo morbosas con el chino y que el representante estadounidense en el país oriental fuera una especie de economista mercenario sin escrúpulos. Esto último se agravó en los años 50. Y para remate al gobierno chino la película no le desagradaba. Asociaciones de mujeres protestaron enérgicamente. Ellas jamás sucumbirían al peligro amarillo. La Stanwyck fue la peor parada (dicción estridente dijo el New York Times) del trió protagonista. Se alabó el maquillaje del danés-sueco Nils Asther haciendo de chino y el oficio y profesionalidad del todo terreno Walter Connolly. Total que la cinta quedó más o menos enterrada aunque hoy día se la revaloriza en su justa medida.
Y es que el dinamismo inicial que imprime Capra a la convulsa guerra civil china de la década de los 20, la fotografía y el trabajo de cámara de Joseph Walker, la famosa ensoñación, las escenas sin dialogo como la del tren antes de dormir en que los personajes lo dicen todo con sus miradas, el brutal antagonismo entre la delicadeza artística y cultural milenaria y los fusilamientos al amanecer, la ingenuidad cristiana ante el pragmatismo real, la superación de religiones y razas en ese lugar donde no haya generales ni misioneras, sino solo tú y yo, el sacrificio por amor, por honor o por las dos cosas, hacen de esta cinta un valor incuestionable que se relegó al ostracismo. Y es que el viento que impulsa las velas no siempre sopla cuando lo deseamos.
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Hacía mucho tiempo que tenía ganas de poder acceder a THE BITTER TEA OF GENERAL YEN (La amargura del General Yen, 1933), basándome por un lado en el grado de cierto culto que la película posee y, fundamentalmente, por el interés que desde hace bastante tiempo siento por la obra de su realizador, Frank Capra. Por fortuna, parece que aquellos apelativos tan poco afortunados –pero tiempo atrás tan utilizados – de la “abuelita Capra”, forman parte del pasado, reconociéndose la valía de una trayectoria en la que, como es lógico, se encuentran obras de variable interés, pero en cuyo conjunto se encuentra una aportación de notable calado en diversos géneros –no solo en la comedia, quizá en el que su obra ha sido más reconocida-. Pero, por resumirlo de alguna forma, la obra de Capra se encuentra definida en una mirada genérica, basada en la apuesta por dramas desaforados vestidos por ropajes pertenecientes a otros géneros –de forma especial el ya citado de la comedia-. De alguna manera, el título que nos ocupa se integra en dicha vertiente, como lo hace también emergiendo como uno de los referentes más lejanos de esa extraña fascinación que el cine norteamericano manifestó a la hora de buscar marcos y argumentos exóticos para plantear parte de su producción. Es una tendencia que Joseph Von Sternberg pondría en práctica en algunos exponentes de su obra, y que pocos años después del título que nos ocupa, también se manifestaría en obras tan atractivas como THE GOOD EARTH (La buena tierra, 1937. Sidney Franklin) o la previa THE GENERAL DIED AT DAWN (El general murió al amanecer, 1936. Lewis Milestone), junto a otras de menor relieve.
Sin embargo, si algo destaca en el primer tercio de THE BITTER TEA... es el dinamismo cinematográfico que plantea el seguimiento cinematográfico de la historia de Grace Zaring Stone, trasladada en forma de guión por Edward E. Paramore Jr. Desde los primeros fotogramas, asistiremos al efluvio de la conflictividad existente en el Shanghai de la Guerra Civil en China que se disputó en la primera década del siglo XX. Una serie de planos de masas embrutecidas montados con gran sentido del ritmo, nos darán la medida del volcánico estado de la sociedad del país oriental, en donde se encuentran como clara minoría representantes occidentales, quienes se reúnen para asistir a la boda de la misionera americana Megan (una excelente Barbara Stanwyck) con el también misionero Bob (Gavin Gordon). Mientras los invitados esperan, nuestra protagonista vivirá un encuentro accidentado con un oriental que, sin ella saberlo, será fundamental para el futuro de su vida. Una vez llegada al lugar de la celebración, el novio acudirá lamentando no poder celebrar la boda al tener que pedir un salvoconducto al general Yen, para poder acercarse a un orfanato y salvar a los niños que en él se encuentran. Ya en la descripción de los invitados a la boda, la cámara de Capra no se arredrará en describir los comentarios despectivos de todos estos occidentales, quienes no dudan en descalificar la barbarie china en función de sus prejuicios de clase, sin tener en cuenta que son ellos los que suponen la ingerencia –y la minoría- en una civilización con un pasado lo suficientemente denso como para permitirse sus luces y sombras, sin tener que apelar a la compasión de un mundo occidental. Será algo que también vivirá de manera inesperada nuestra protagonista, sufriendo un accidente que le hará encontrarse por vez primera con quien más adelante descubrirá es el capitán Yen (magnífico Nils Ashter) –valioso el detalle de los pañuelos que de alguna manera propiciarán el primer acercamiento entre ambos-, en medio de un accidente provocado por el coche del militar.
Muy poco después, nuestra protagonista viajará hasta el lugar del orfanato, suponiendo para ella la inesperada circunstancia que le hará vivir durante diez días una experiencia transformadora que, sin lugar a duda, marcará el futuro de su vida. Esta no será otra que la acogida que le manifestará el ya señalado Yen, quien acogerá a Megan con todo tipo de atenciones, intentando con ello lograr su amor, pese a que este tiene una protegida. Yen, por su parte, desea jugar las bazas de cara al triunfo de su ejército en la contienda civil, para lo cual precisará de los servicios de un extraño personaje –Jones (Walter Connolly)-, encargado de suministrar la financiación y armas al general, y quien desde el primer momento desaprobará la presencia de Megan en dicho contexto. Un ámbito lujoso –extraordinarias las composiciones arquitectónicas de los interiores de la mansión en la que reside Yen, especialmente ese salón central sobre el que reflejan rayos de sol casi irreales-, que para nuestra protagonista no supondrá ningún interés, siendo para ella mucho más terrible, contemplar los sucesivos fusilamientos que le harán ver la figura de un militar cruel y sin escrúpulos. A partir de ese momento, el film de Capra sabe internarse en un terreno harto complicado, como es el de entender a sus diferentes personajes, por más que todos y cada uno de ellos lleve consigo algún grado de mezquindad. Esa capacidad para plasmar el lado humano del general, el egoísmo de la cristiana Megan, la traición de la mantenida de Yen, que se salvó de la muerte por la intercesión de esa joven que está siendo casi retenida a su fuerza, pero que poco a poco comprobará como el mundo sobre el que ha forjado su existencia se viene totalmente abajo. Lo hará al vislumbrar como esas maneras atroces que le merece la personalidad china –que lo eran-, en realidad esconden otra manera de entender la existencia, que tras la máscara de frialdad que nuestra Yen se esconde un ser sensible, delicado y, quizá lo que es más importante, sincero. Es algo que manifestará –quizá de manera un poco chirriante- esa secuencia de pesadilla que vive Megan, visualizándose esa dualidad en un ser que en principio rechaza, pero del cual al cabo de pocos días quedará perdidamente enamorado.
Todo este proceso quedará mostrado por Capra con un alto grado de madurez, que bajo mi punto de vista tiene su principal eje en un rasgo presente en esta película en la extraordinaria capacidad puesta en práctica a la hora de la composición y, de manera muy especial, la duración de sus planos. Con ello logrará extraer todo el potencial dramático de las situaciones, a muchas de las cuales imbuirá de un alcance ceremonial, que tendrá su manifestación más plena en los momentos del reencuentro final de Megan y el general, una vez a este le han abandonado todos sus seguidores –inolvidable ese recorrido previo de Yen por el majestuoso decorado de su mansión, ahora ausente de vida-. Esa capacidad de Capra para desplegar una visión nada complaciente de los personajes que trata, no solo quedará como uno de sus más valiosos rasgos de estilo, sino que de forma rotunda debería de una vez por dotas desterrar esa suficiencia con la que algunos aún siguen considerando su figura.
Son muchos los elementos que se podrían mantener en la retina tras contemplar THE BITTER..., pero me limitaré a señalar algunos. La rotundidad del ataque del ejército contrario al encabezado por Yen, con esa emboscada que ha provocado la traición de la antigua protegida de este es un momento magnífico de montaje, planificación e incluso de brutalidad, demostrando las consecuencias que puede llegar a generar esa visión compasiva de Megan. Pero, por encima de todo, la película alcanza en los minutos finales una majestuosidad y, al mismo tiempo, un intimismo, deslumbrante. Será la demostración de ese doble sacrificio, el de la propia vida de ese hombre consecuente, cruel y sensible al mismo tiempo, al ver que su mundo se ha derrumbado, y al mismo tiempo el de esa mujer que al final ha logrado despojarse de todos sus prejuicios, reconociendo y entregándose a este, como el hombre de su vida. Es en esos instantes memorables donde esa intensidad queda marcada en la precisa duración de cada plano, o en la prodigiosa sensibilidad de los dos actores, alcanzando una serenidad pasmosa, y erigiéndose en uno de los más hermosos fragmentos del cine de su autor.
Pero aún en los instantes en que concluye el film, THE BITTER... se permitirá un epílogo final, con el trayecto en un pequeño velero de Megan y Jones. Servirá por un lado para humanizar a un personaje –Jones- que hasta entonces solo ha sido percibido de manera negativa, quien mostrará una rara lucidez no solo al describir al ya desaparecido Yen, sino sobre todo al entorno que rodeó su figura. Y junto a él, la mirada perdida de Megan –la excelencia de la labor de la Satnwyck en este fragmento final es absoluta-, nos hará entender que esos diez días han transformado por completo su vida.


Datos técnicos:
Tamaño: 1.14 GB
Duracion: 01:27:19
Vídeo codec: Xvid (doble pasada)
Resolución: 608 x 448
Framerate: 23.976 fps
Bitrate: 1673 Kbps. Qf:0.256
Audio codec: 0x2000(AC3, Dolby Laboratories, Inc) AC3
Bitrate: 48000Hz 192 kb/s total (2 chnls)
Subtítulos : [Castellano]
:arrow: He utilizado los subtítulos corregidos por el compañero Plof, sincronizándolos a mi versión. Gracias. Imagen



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tom_doniphon
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Mensaje por tom_doniphon » Vie 25 Nov, 2005 00:07

klikeada sin dudarlo.
una pena que los subs sólo sean en inglix.
muchas gracias por el enlace blue.

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spione
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Mensaje por spione » Vie 25 Nov, 2005 00:50

si señor Frank Capra's The Bitter Tea of General Yen. El nombre siempre por delante del titulo :mrgreen:

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Tragamuvis
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Mensaje por Tragamuvis » Vie 25 Nov, 2005 01:50

Blue, te vamo a levantar un monolito, te vamo.
Arriba Evo, no te dejes
Arriba los pobres de Bolivia

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saviolin
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Mensaje por saviolin » Vie 25 Nov, 2005 10:08

te amo te quiero ole ole ole andaba desde hacia años detras de esta pelicula.-....solo me falta unos subs pq el inglés y yo estamos reñidos :lol:
"Yo encuentro la televisión bastante educativa. Cuando alguien la enciende en casa, me marcho a otra habitación y leo un buen libro."


Groucho Marx

tom_doniphon
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Mensaje por tom_doniphon » Sab 26 Nov, 2005 20:15

606 mb bajados.
baja como un tiro.
saludos

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mute
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Registrado: Vie 15 Jul, 2005 02:00
Ubicación: En la línea del horizonte

Mensaje por mute » Sab 26 Nov, 2005 20:43

bajando, muchas gracias Blue.

RUPPERT03
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Registrado: Dom 14 Mar, 2004 01:00

Mensaje por RUPPERT03 » Dom 27 Nov, 2005 06:25

¡Se me había pasado!

Bajando ... Muchas gracias, Blue. :)

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dooddle
Mensajes: 3788
Registrado: Mar 06 Abr, 2004 02:00

Mensaje por dooddle » Dom 27 Nov, 2005 10:07

Y a mí! allá voy, haced sitioooo :mrgreen:

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rcortijo
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Registrado: Mié 27 Ago, 2003 02:00

Mensaje por rcortijo » Mié 30 Nov, 2005 12:21

Hola. Muchas gracias, Bluegardenia, por la peli. Pinchada en pausa. Incluyo un cartel USA sugerente por si interesa colocarlo en la portada ( o imprimirlo ):

Imagen

http://img512.imageshack.us/img512/5157 ... eaofge.jpg

Saludos.

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Oldsen
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Registrado: Dom 16 Nov, 2003 01:00
Ubicación: Madrid

Mensaje por Oldsen » Jue 01 Dic, 2005 19:36

Pinchada, sin dudarlo.

Gracias y un saludo.
La vida no merece la pena. Los hermanos Marx, sí.

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roisiano
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Registrado: Dom 17 Jul, 2005 02:00
Ubicación: Al final del río

Mensaje por roisiano » Lun 13 Nov, 2006 22:53

En este hilo en cine-clasico Pasanen comentó que había encontrado vía emule unos subtítulos en español para este ripeo, que he descargado y, tras revisar en varias líneas (no muchas, la verdad, uno es bastante vago) y haber comprobado que la sincronización y traducción respecto a los subtítulos en inglés parece correcta, he subido a Extratitles:
http://titles.box.sk/xsubt.subt.link.ph ... 611%5D.rar

Si alguien quiere comprobarlos mejor...

Saludos
Última edición por roisiano el Mar 14 Nov, 2006 14:32, editado 1 vez en total.
Florentino, fíchame.
Por 6.000 € netos mensuales te convierto en el mejor presidente de la historia.

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saviolin
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Mensaje por saviolin » Mar 14 Nov, 2006 10:18

ole ole a ver esos subtitulos en spanish :wink:
"Yo encuentro la televisión bastante educativa. Cuando alguien la enciende en casa, me marcho a otra habitación y leo un buen libro."


Groucho Marx

tom_doniphon
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Mensaje por tom_doniphon » Mar 14 Nov, 2006 10:45

gracias por los subs pasanen y roisiano.

Arremula
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Mensaje por Arremula » Mar 14 Nov, 2006 23:52

tom_doniphon escribió:gracias por los subs pasanen y roisiano.
Y también, gracias blue por el chivatazo :wink:

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mortimerbrewster
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Re: La Amargura del General Yen (Frank Capra, 1933) DVDRip VOSE

Mensaje por mortimerbrewster » Vie 09 Abr, 2010 01:12

bajando a última hora... nunca mejor dicho :roll: :roll:
Alta Definición es una necesidad, no un lujo.

plof
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Re: La Amargura del General Yen (Frank Capra, 1933) DVDRip VOSE

Mensaje por plof » Dom 04 Jul, 2010 19:00

Hola, amigos, he hecho una corrección de los subtítulos en Español, que de timing estaban correctos pero de traducción dejaban un rato que desear, y los he subido a extratitles:
http://titles.box.sk/index.php?pid=subt2&p=i&rid=225559

Si ahora Wolfman tiene a bien el incluirlos en su post original, misión cumplida. La peli se lo merecía, es fantástica y bastante inusual en su tratamiento. Viendo estas películas del Hollywood de aquella época, uno tiene la sensación de que Norteamérica, desde los años treinta, ha ido degenerando progresivamente en libertad y amplitud de miras, hasta acabar en la actualidad en el infantilismo y la propaganda.

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mortimerbrewster
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Re: La Amargura del General Yen (Frank Capra, 1933) DVDRip VOSE

Mensaje por mortimerbrewster » Dom 04 Jul, 2010 19:05

plof escribió:Hola, amigos, he hecho una corrección de los subtítulos en Español, que de timing estaban correctos pero de traducción dejaban un rato que desear, y los he subido a extratitles:
http://titles.box.sk/index.php?pid=subt2&p=i&rid=225559

Si ahora Wolfman tiene a bien el incluirlos en su post original, misión cumplida. La peli se lo merecía, es fantástica y bastante inusual en su tratamiento. Viendo estas películas del Hollywood de aquella época, uno tiene la sensación de que Norteamérica, desde los años treinta, ha ido degenerando progresivamente en libertad y amplitud de miras, hasta acabar en la actualidad en el infantilismo y la propaganda.
Es que está película tiene una cantidad de lecturas que las de "Crepúsculo" a su lado son un folleto de de detergentes :mrgreen: :mrgreen:
Alta Definición es una necesidad, no un lujo.

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Mercedes
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La amargura del general Yen (Frank Capra, 1933) DVDRip VOSE

Mensaje por Mercedes » Dom 27 Dic, 2015 13:36

La amargura del general Yen
The Bitter Tea of General Yen


Imagen
IMDB

Pais: Estados Unidos
Año: 1933
Género: Drama | Melodrama
Duración: 89 min.
Dirección: Frank Capra
Guion: Edward Paramore (Novela: Grace Zaring Stone)
Música: W. Franke Harling
Reparto:
Barbara Stanwyck, Nils Asther, Walter Connolly, Gavin Gordon, Toshia Mori.

Descripción:
Adaptación de una novela de Zaring Stone en la que Megan Davis, una mujer americana, llega a Shanghai con el fin de contraer matrimonio con un misionero. Durante el viaje conoce al general Yen, un chino sublevado contra el poder establecido y, en principio, carente de cualquier atisbo de humanidad. En el ambiente caótico de la ciudad, Yen secuestra a Megan y la encierra en su palacio. Sin embargo, el humanismo cristiano de esta mujer cambiará el férreo carácter de Yen. Una fábula romántica, ensalzada por una cálida fotografía de Joe Walker e interpretaciones intensas, rayando el paroxismo, de Barbara Stanwyck y Nils Ashther.

Críticas:
Spoiler: mostrar
Una de las películas menos conocidas de Capra pero una de las favoritas del propio director que, aunque da la impresión de ser la nota discordante dentro de una filmografía típicamente moralista y recuperadora de las ilusiones perdidas a raíz del crack bursátil del 29, no deja de ser coherente con muchos de los planteamientos cristianos típico-tópicos de Capra, tales como el servicio a la comunidad, el amor al prójimo y los principios religiosos como estilo propio de vida.
Tal vez mi resumen del cine de Capra no sea el cinematográficamente correcto. Para ello, la Iglesia tiene otros doctores plenamente cualificados y no yo, pero les aseguro que se trata de una obra que cala al espectador incluso tantos años después como han pasado desde su estreno. A eso, indudablemente, ayuda la presencia de una de las artistas que, con más interés vengo recordando últimamente: Barbará Stanwyck quien, si me sedujo en Perdición y me interesó en Juan Nadie, aquí consigue enamorarme, lo mismo que enamora al general Yen.
Pasiones y culturas enfrentadas. Amor en tiempos de conflictos. Lo que se desea frente a lo que conviene. Principios, Tradiciones. Conceptos íntimos de la vida. Morir para dejar de ser un general y una misionera y ser solamente... Tu y yo. Filosofía profunda de las cosas, de los sentidos.
Este choque sentimental entre culturas, especialmente por tratarse de lo que se conocía como peligro amarillo, fue un obstáculo para el éxito de este film que sinceramente merecía mucho más y al que el tiempo ha rejuvenecido y conmutado su condena (llegó a estar prohibido en muchos países) por la plena libertad sin condiciones. Solo es preciso verla con ojos de quién le gusta el buen cine.
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Rara avis en la filmografía de Frank Capra es este melodrama romántico enmarcado en plena guerra en China. Es un elegante film en el que se nos cuenta la evolución de una misionera (Barbará Stanwick) secuestrada en China por un General (…) que se siente atraído por ella, esperando el militar que ella se enamore de él. Es una historia de amor que recuerda a la posterior “El coleccionista” de William Wyler y a su remake no declarado “Átame”. La cinta tiene algunas escenas bastante buenas, llenas de una pasión contenida, donde los personajes confrontan sus dos mundos, teniendo su punto álgido en la escena del sometimiento del personaje de Barbará Stanwick al General. Yen con su posterior desenlace. Mención aparte merece la Stanwick que se encuentra en su momento cumbre de belleza, es una delicia de la que no me extraña se enamoren hasta los chinos. En el cine el exotismo de escenarios tuvo en los años 30 gran auge, al público le gustaba viajar a través de las imágenes a lugares recónditos, ejemplos son "Macao", "Argel" o "Marruecos" o "El embrujo de Shanghái". Recomendable a los que gusten de melodramas. Como curiosidad decir que este que el film con el que inauguró el Radio City Music Hall de Nueva York en 1.933, aunque en taquilla fracasó.
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Puede ocurrir en cualquier guerra, revolución o confrontación social. Puede darse entre personas que hablan distintos idiomas o que ni siquiera se conocen personalmente. Puede suceder entre el verdugo y la víctima, entre el dominador y la esclava, entre el rico y la pobre… o entre el poderoso malvado y la humilde y noble vasalla. Para el amor no hay límites, ni fronteras; no hay diferencias ni distinciones; nadie es superior, y menos aún, inferior.
El amor sólo busca la unión y la Unicidad. Es su único objetivo. Y se mete por cualquier recodo donde pueda surgir el entendimiento, la ternura o la bondad. El amor no repara en nada y hace omisión de todo lo pasado desde el momento en que aflora a plenitud lo mejor de cada uno.
El amor que va a darse entre el general Yen, un hombre con escasa valoración de la vida humana, y la misionera americana Megan Davis, una mujer empeñada en la supervivencia de los más débiles, será el resultado de la capacidad de descorrer el velo epidérmico hasta hallar los rasgos sagrados que hay en ambos corazones. Se trascienden los prejuicios, se desmoronan las diferencias de toda índole y se logra ver la luz que ilumina sus entrañas.
Yen enseña que su subvaloración de la vida es, ante todo, un entendimiento de la muerte; deja ver que, en su soberbia, también hay espacio para la humildad; y es receptivo a cualquier adversidad que pueda ofrecerle el mundo porque, como buen oriental, entiende que no puede suceder nada mejor que lo que al final sucede.
Megan enseña que es necesario el perdón para poder ser humanos y que el amor sólo existe cuando se da donde no se merece. “Ningún ser humano puede dar amor si está seguro de que también va a recibirlo. Eso no es amor. Dar amor sin pensar en el mérito, sin esperar recibirlo ni siquiera en la gratitud, eso es un privilegio de Dios”. Estas son sus sabias palabras.
Frank Capra hace un filme de generosa lucidez, ávido de confraternidad y capaz de elevarse sobre los más vulgares razonamientos. Su historia trasciende el racismo, las diferencias políticas y las necias confrontaciones que llevan al hombre a pelear contra el mismo hombre. Para muchos no será fácil entenderlo, pero es un ideario que sigue impertérrito su cauce y que es capaz de sobrepasar cualquier tiempo porque contiene abundante luz, y ésta, en su momento, estará presta a desvanecer la más reacia oscuridad.
Una apasionada Barbará Stanwyck y un sereno Nils Asther, dan vida a una pareja ejemplar, digna del mejor recuerdo. Este es el cine que te abrirá la mente y expandirá tu corazón.
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Hay un viejo proverbio chino que reza: "Ojalá que tengas una vida interesante". Su aparente y graciosa ingenuidad esconde una poderosa maldición, ya que vivir en una época de transformaciones profundas y agitación permanente significa enfrentar grandes pérdidas y penurias. Como dice uno de los protagonistas de la infravalorada
película de Frank Capra, La amargura del general Yen, "la vida humana es muy barata en China". Ambientada en los comienzos de la guerra civil china en las postrimerías de los años 20 del pasado siglo, tal es la situación en la que sus personajes se ven envueltos.
El film representó un brusco y sorprendente cambio de paradigma en la manera en que Hollywood venía tratando el amor interracial y la película sufrió una pésima recepción, debida principalmente al rechazo unánime de todas las asociaciones de mujeres de los EEUU que pusieron el grito en el cielo al ver el cariz que iba tomando la relación entre Megan Davis (impresionante Barbará Stanwyck) y el General Yen (correcto Nils Asther).
Aquellos que aman el cine de verdad están obligados a visionar la que sin duda es la mejor película de Frank Capra.
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Todos los cinéfilos conocen las grandes obras maestras de Frank Capra, desde Horizontes perdidos hasta Vive como quieras, pasando por media docena más, pero El té amargo del general Yen en su título original (muy adecuado) se había perdido en las brumas del tiempo y los pasillos polvorientos de las filmotecas. Ahora, gracias a ese maravilloso invento llamado DVD, casi 80 años después de su estreno, podemos ver este Capra desaparecido, rodado antes de que el maldito Código Hays entrara en todo su vigor. Con ciertas desviaciones racistas, muy propias de la época, la cinta narra la relación que se establece entre una misionera (aunque nadie pueda creerse a Stanwyck, con esas piernas, de misionera) y un cruel y pérfido general chino, encarnado por un actor... ¡sueco!, Nils Asther, al que hace poco pudimos ver de médium
indio en Night Monster. Vamos, que de sueco debía tener poco. Dicha relación, puntuada por las intervenciones del repugnante mercachifle estadounidense que pertrecha de armas y otras cosas al general, va derivando desde el rechazo inicial al principio (Stanwyck no entiende, no puede entender, porque es una persona civilizada, las matanzas indiscriminadas ordenadas por el general) hasta la entrega final, cuando ya es demasiado tarde para todos. Una película que sorprende por la osadía de algunas escenas, la modernidad de su planteamiento y la excelente interpretación de la pareja protagonista. Un clásico a rescatar.
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Quien hubiera imaginado que Franck Capra tuviera en su haber este delicioso filme tan lejano en su concepción al conjunto de su obra? La historia del General Yen y la misionera Megan tiene los condimentos de los viejos folletines: es altamente improbable, el contexto histórico es lo de menos, el choque de las culturas es tajante, pero qué bien filmado. Una espléndida fotografía con tonos brumosos, donde se luce de pronto el brillo de una joya o el resplandor de la seda. Barbará Stanwyck, como siempre, impecable y Nils Asther -uno de los galanes de Greta Garbo-, sumamente seductor a pesar del maquillaje con que se intenta hacernos creer que este actor sueco -los invito a ver sus fotos, era guapísimo- es un chino temible. Este filme nos envuelve en una encantadora ensoñación y les recomiendo dejarse llevar como Megan en un
tren nocturno mientras entrecerramos los ojos y contemplamos al atractivo General que nos sonríe peligrosamente.
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En el 33 ni Capra era CAPRA, ni Stanwich era LA STANWICH, aunque ya tenían un curricular formado, sobre todo Capra quien había descubierto a Barbará y trabajado con ella en otras dos películas. Parece ser que Capra deseaba urgentemente un reconocimiento artístico vía Oscar y decidió con el beneplácito de la Columbia donde estaba dando buen rendimiento a nivel popular dar un salto "más artístico". El resultado fue la cinta que nos ocupa en base a la novela de Zarina Stone con claras reminiscencias de "The sheik" (George Melford / 1921) y que tuvo el honor de inaugurar el Radio City Hall, mega cine teatro paradigma de la gloria que un día tuvieron las salas de cine. Por contra fue un auténtico fracaso, su peor resultado con la Columbia junto con "Horizontes perdidos", que hizo que nos perdiéramos para la historia a un Capra más en la línea de Von Stemberg y nos quedásemos con el rey de las screwball (comedias excéntricas) con "Sucedió una noche" a la cabeza con la que al fin obtuvo Oscars y acceso al Olimpo.
"El té amargo del general Yen" (¿Qué es eso de las amarguras?) ha sido ninguneada y minusvalorada en la carrera de director y actriz injustamente. Probablemente porque fue prohibida en el imperio británico, porque los espectadores americanos no aceptaban que una blanca occidental culta, de buena familia y misionera para más señas se enamorara rendidamente de un chino, "salvaje, déspota y cruel" y amarillo por si fuera poco.
Tampoco ayudó mucho las hipocresías de los caritativos misioneros que se dan la gran vida a base de ejercer la caridad con los huerfanitos, que la protagonista en cuestión estuviera a punto de casarse con un doctor como Dios manda y tuviera ensoñaciones (geniales) algo morbosas con el chino y que el representante estadounidense en el país oriental fuera una especie de economista mercenario sin escrúpulos. Esto último se agravó en los años 50. Y para remate al gobierno chino la película no le desagradaba. Asociaciones de mujeres protestaron enérgicamente. Ellas jamás sucumbirían al peligro amarillo. La Stanwyck fue la peor parada (dicción estridente dijo el New York Times) del trió protagonista. Se alabó el maquillaje del danés-sueco Nils Asther haciendo de chino y el oficio y profesionalidad del todo terreno Walter Connolly. Total que la cinta quedó más o menos enterrada aunque hoy día se la revaloriza en su justa medida.
Y es que el dinamismo inicial que imprime Capra a la convulsa guerra civil china de la década de los 20, la fotografía y el trabajo de cámara de Joseph Walker, la famosa ensoñación, las escenas sin dialogo como la del tren antes de dormir en que los personajes lo dicen todo con sus miradas, el brutal antagonismo entre la delicadeza artística y cultural milenaria y los fusilamientos al amanecer, la ingenuidad cristiana ante el pragmatismo real, la superación de religiones y razas en ese lugar donde no haya generales ni misioneras, sino solo tú y yo, el sacrificio por amor, por honor o por las dos cosas, hacen de esta cinta un valor incuestionable que se relegó al ostracismo. Y es que el viento que impulsa las velas no siempre sopla cuando lo deseamos.
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Hacía mucho tiempo que tenía ganas de poder acceder a THE BITTER TEA OF GENERAL YEN (La amargura del General Yen, 1933), basándome por un lado en el grado de cierto culto que la película posee y, fundamentalmente, por el interés que desde hace bastante tiempo siento por la obra de su realizador, Frank Capra. Por fortuna, parece que aquellos apelativos tan poco afortunados –pero tiempo atrás tan utilizados – de la “abuelita Capra”, forman parte del pasado, reconociéndose la valía de una trayectoria en la que, como es lógico, se encuentran obras de variable interés, pero en cuyo conjunto se encuentra una aportación de notable calado en diversos géneros –no solo en la comedia, quizá en el que su obra ha sido más reconocida-. Pero, por resumirlo de alguna forma, la obra de Capra se encuentra definida en una mirada genérica, basada en la apuesta por dramas desaforados vestidos por ropajes pertenecientes a otros géneros –de forma especial el ya citado de la comedia-. De alguna manera, el título que nos ocupa se integra en dicha vertiente, como lo hace también emergiendo como uno de los referentes más lejanos de esa extraña fascinación que el cine norteamericano manifestó a la hora de buscar marcos y argumentos exóticos para plantear parte de su producción. Es una tendencia que Joseph Von Sternberg pondría en práctica en algunos exponentes de su obra, y que pocos años después del título que nos ocupa, también se manifestaría en obras tan atractivas como THE GOOD EARTH (La buena tierra, 1937. Sidney Franklin) o la previa THE GENERAL DIED AT DAWN (El general murió al amanecer, 1936. Lewis Milestone), junto a otras de menor relieve.
Sin embargo, si algo destaca en el primer tercio de THE BITTER TEA... es el dinamismo cinematográfico que plantea el seguimiento cinematográfico de la historia de Grace Zaring Stone, trasladada en forma de guión por Edward E. Paramore Jr. Desde los primeros fotogramas, asistiremos al efluvio de la conflictividad existente en el Shanghai de la Guerra Civil en China que se disputó en la primera década del siglo XX. Una serie de planos de masas embrutecidas montados con gran sentido del ritmo, nos darán la medida del volcánico estado de la sociedad del país oriental, en donde se encuentran como clara minoría representantes occidentales, quienes se reúnen para asistir a la boda de la misionera americana Megan (una excelente Barbara Stanwyck) con el también misionero Bob (Gavin Gordon). Mientras los invitados esperan, nuestra protagonista vivirá un encuentro accidentado con un oriental que, sin ella saberlo, será fundamental para el futuro de su vida. Una vez llegada al lugar de la celebración, el novio acudirá lamentando no poder celebrar la boda al tener que pedir un salvoconducto al general Yen, para poder acercarse a un orfanato y salvar a los niños que en él se encuentran. Ya en la descripción de los invitados a la boda, la cámara de Capra no se arredrará en describir los comentarios despectivos de todos estos occidentales, quienes no dudan en descalificar la barbarie china en función de sus prejuicios de clase, sin tener en cuenta que son ellos los que suponen la ingerencia –y la minoría- en una civilización con un pasado lo suficientemente denso como para permitirse sus luces y sombras, sin tener que apelar a la compasión de un mundo occidental. Será algo que también vivirá de manera inesperada nuestra protagonista, sufriendo un accidente que le hará encontrarse por vez primera con quien más adelante descubrirá es el capitán Yen (magnífico Nils Ashter) –valioso el detalle de los pañuelos que de alguna manera propiciarán el primer acercamiento entre ambos-, en medio de un accidente provocado por el coche del militar.
Muy poco después, nuestra protagonista viajará hasta el lugar del orfanato, suponiendo para ella la inesperada circunstancia que le hará vivir durante diez días una experiencia transformadora que, sin lugar a duda, marcará el futuro de su vida. Esta no será otra que la acogida que le manifestará el ya señalado Yen, quien acogerá a Megan con todo tipo de atenciones, intentando con ello lograr su amor, pese a que este tiene una protegida. Yen, por su parte, desea jugar las bazas de cara al triunfo de su ejército en la contienda civil, para lo cual precisará de los servicios de un extraño personaje –Jones (Walter Connolly)-, encargado de suministrar la financiación y armas al general, y quien desde el primer momento desaprobará la presencia de Megan en dicho contexto. Un ámbito lujoso –extraordinarias las composiciones arquitectónicas de los interiores de la mansión en la que reside Yen, especialmente ese salón central sobre el que reflejan rayos de sol casi irreales-, que para nuestra protagonista no supondrá ningún interés, siendo para ella mucho más terrible, contemplar los sucesivos fusilamientos que le harán ver la figura de un militar cruel y sin escrúpulos. A partir de ese momento, el film de Capra sabe internarse en un terreno harto complicado, como es el de entender a sus diferentes personajes, por más que todos y cada uno de ellos lleve consigo algún grado de mezquindad. Esa capacidad para plasmar el lado humano del general, el egoísmo de la cristiana Megan, la traición de la mantenida de Yen, que se salvó de la muerte por la intercesión de esa joven que está siendo casi retenida a su fuerza, pero que poco a poco comprobará como el mundo sobre el que ha forjado su existencia se viene totalmente abajo. Lo hará al vislumbrar como esas maneras atroces que le merece la personalidad china –que lo eran-, en realidad esconden otra manera de entender la existencia, que tras la máscara de frialdad que nuestra Yen se esconde un ser sensible, delicado y, quizá lo que es más importante, sincero. Es algo que manifestará –quizá de manera un poco chirriante- esa secuencia de pesadilla que vive Megan, visualizándose esa dualidad en un ser que en principio rechaza, pero del cual al cabo de pocos días quedará perdidamente enamorado.
Todo este proceso quedará mostrado por Capra con un alto grado de madurez, que bajo mi punto de vista tiene su principal eje en un rasgo presente en esta película en la extraordinaria capacidad puesta en práctica a la hora de la composición y, de manera muy especial, la duración de sus planos. Con ello logrará extraer todo el potencial dramático de las situaciones, a muchas de las cuales imbuirá de un alcance ceremonial, que tendrá su manifestación más plena en los momentos del reencuentro final de Megan y el general, una vez a este le han abandonado todos sus seguidores –inolvidable ese recorrido previo de Yen por el majestuoso decorado de su mansión, ahora ausente de vida-. Esa capacidad de Capra para desplegar una visión nada complaciente de los personajes que trata, no solo quedará como uno de sus más valiosos rasgos de estilo, sino que de forma rotunda debería de una vez por dotas desterrar esa suficiencia con la que algunos aún siguen considerando su figura.
Son muchos los elementos que se podrían mantener en la retina tras contemplar THE BITTER..., pero me limitaré a señalar algunos. La rotundidad del ataque del ejército contrario al encabezado por Yen, con esa emboscada que ha provocado la traición de la antigua protegida de este es un momento magnífico de montaje, planificación e incluso de brutalidad, demostrando las consecuencias que puede llegar a generar esa visión compasiva de Megan. Pero, por encima de todo, la película alcanza en los minutos finales una majestuosidad y, al mismo tiempo, un intimismo, deslumbrante. Será la demostración de ese doble sacrificio, el de la propia vida de ese hombre consecuente, cruel y sensible al mismo tiempo, al ver que su mundo se ha derrumbado, y al mismo tiempo el de esa mujer que al final ha logrado despojarse de todos sus prejuicios, reconociendo y entregándose a este, como el hombre de su vida. Es en esos instantes memorables donde esa intensidad queda marcada en la precisa duración de cada plano, o en la prodigiosa sensibilidad de los dos actores, alcanzando una serenidad pasmosa, y erigiéndose en uno de los más hermosos fragmentos del cine de su autor.
Pero aún en los instantes en que concluye el film, THE BITTER... se permitirá un epílogo final, con el trayecto en un pequeño velero de Megan y Jones. Servirá por un lado para humanizar a un personaje –Jones- que hasta entonces solo ha sido percibido de manera negativa, quien mostrará una rara lucidez no solo al describir al ya desaparecido Yen, sino sobre todo al entorno que rodeó su figura. Y junto a él, la mirada perdida de Megan –la excelencia de la labor de la Satnwyck en este fragmento final es absoluta-, nos hará entender que esos diez días han transformado por completo su vida.


Datos técnicos:
Tamaño: 1.14 GB
Duracion: 01:27:19
Vídeo codec: Xvid (doble pasada)
Resolución: 608 x 448
Framerate: 23.976 fps
Bitrate: 1673 Kbps. Qf:0.256
Audio codec: 0x2000(AC3, Dolby Laboratories, Inc) AC3
Bitrate: 48000Hz 192 kb/s total (2 chnls)
Subtítulos : [Castellano]
:arrow: He utilizado los subtítulos corregidos por el compañero Plof, sincronizándolos a mi versión. Gracias. Imagen



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Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades. (Miguel de Cervantes)

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ostrata
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Re: La Amargura del General Yen (Frank Capra, 1933) DVDRip VOSE

Mensaje por ostrata » Dom 27 Dic, 2015 20:56

Muchas gracias. :)

Saludos.