'El bello Sergio', de Claude Chabrol, o los 50 años de la 'Nouvelle Vague'
La Nouvelle Vague cumple cincuenta años, los que hace que se estrenó, el 10 de enero de 1959, El bello Sergio, de Claude Chabrol, que marca el nacimiento oficial de este movimiento que revolucionó la historia del séptimo arte.
Ya desde 1956, en Le Coup du berger, de Jacques Rivette, podía vislumbrarse la ruptura técnica y artística de la Nueva Ola. Tanto Rivette como Chabrol formaron parte desde el principio de esos jóvenes críticos-cineastas franceses, grandes amantes del cine que forjaron la leyenda y que inicialmente fueron también conocidos como los "jóvenes turcos". De hecho, ciertos cronistas encuentran en la Liberación de la ocupación nazi, al término de la Segunda Guerra Mundial, los primeros rechazos al cine oficial francés, las ansias de libertad y de verdad que conducirían inevitablemente a la ruptura entre mediados de los años 50 y 1960.
El nombre por el que se conoció al movimiento que crearon estos dos artistas y sus no menos famosos colegas François Truffaut, Jean-Luc Godard, Éric Rohmer o Alain Resnais, la Nouvelle Vague, se acuñó el 3 de octubre de 1957. Lo hizo en el semanario L'Express la periodista Françoise Giroud al comentar una encuesta estival sobre la juventud. Tenía todavía, sin embargo, una connotación sociológica y generalista, ya que abarcaba al conjunto de actividades, pasiones e ideas que circulaban entre esa juventud precursora de mayo del 68.
Hubo que esperar, no obstante, a febrero de 1958 para que Pierre Billard atribuyese el concepto exclusivamente al cine; fue en la revista Ciné 58 y pronto adoptó el término el Centro Nacional de la Cinematografía (CNC). Desde principios de 1959, los nuevos filmes distribuidos en Francia y, en particular aquellos que ese año fueron seleccionados para el Festival de Cannes, se estrenaron ya bajo la bandera de la Nouvelle Vague.
El grupo de artistas-críticos que les dio vida, formados todos ellos en la revista Cahiers du cinéma, aportaron ese año, además de El bello Sergio, otras joyas como Los cuatrocientos golpes, de Truffaut, y Al final de la escapada, de Godard.
Fueron verdaderos manifiestos creativos e ideológicos y la fórmula de la Nouvelle Vague la emplean aún hoy algunos de sus discípulos, como Eric Rohmer, quien nunca dejó de filmar con la máxima autogestión, sin exagerados presupuestos, en exteriores e interiores reales, cámara en mano, sumamente discreta a veces, con actores no siempre profesionales.
Lo que no impide que sea El bello Sergio el filme en el que en cierta forma recaiga el honor fundador de la Nouvelle Vague, al ser considerado como el primero de esa nueva era. Fue rodado entre el 4 de diciembre de 1957 y el 4 de febrero de 1958, en el pueblo donde el director pasó su infancia durante la guerra, Sardent, en el centro de Francia.
Como el movimiento que anuncia, es una obra realista, como la vida misma, en la que el protagonista, François, vuelve a su pueblo tras varios años de ausencia y encuentra allí a su amigo Serge mal casado y completamente alcoholizado.
Pese al símbolo que es en sí éste primer filme de Chabrol, impregnado de la mirada "ácida y tierna" que caracteriza toda su obra, el cineasta ha llegado a renegar de él en ocasiones, por el humanismo cristiano que transmite, según algunos expertos.