quote:El día de los trífidos, una de las novelas de ciencia ficción
No sé por qué las radios se encargaron de describir el suceso, pues todo aquel que podía caminar, arrastrarse o ser arrastrado, se encontraba en la calle o en las ventanas disfrutando de una nunca vista exhibición de fuegos artificiales. Pero así fue, y eso contribuyó a que yo sintiese aún más pesadamente mi ceguera. Llegué a pensar que si el tratamiento no había tenido éxito, seria mejor acabar con todo.
Los boletines de noticias de aquel día informaron que unas misteriosas y brillantes luces verdes habían cruzado el cielo de California la noche anterior. Sin embargo, tantas cosas pasaban en California que nadie podía sorprenderse. En los informes subsiguientes apareció el tema de los restos del cometa, y ya nadie lo olvidó.
Las descripciones llegadas desde todos los puntos del Pacífico hablaban de una noche iluminada por meteoros verdes, «a veces en lluvias tan apretadas que el cielo parece caer sobre nosotros». Y así fue, si uno lo piensa.
La línea de la noche se desplazó hacia el oeste, pero el brillo de la exhibición no perdió su primitiva intensidad. Algunos ocasionales relámpagos verdes comenzaron a hacerse visibles aun antes que cayera el crepúsculo. El narrador, al describir el fenómeno en el noticioso de las seis, advirtió que era un espectáculo asombroso y que nadie debía perdérselo. Mencionó asimismo que el fenómeno interfería seriamente la recepción de ondas cortas a larga distancia, pero que las frecuencias medias —donde seguirían los comentarios— no habían sido afectadas, como tampoco, hasta ahora, la televisión. No tuvo que repetir el consejo. Ya en el hospital estaban todos excitados, y me pareció que nadie, de veras, iba a quedarse sin ver el fenómeno, excepto yo.